Manuel García Solá renunció a su cargo como director del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Lo hizo luego de que el Gobierno elevara un pedido en ese sentido a la Sociedad Rural Argentina, entidad que lo nominó para ocupar el rol que ahora deja en 2022. En su carta de despedida, el empresario ganadero dejó en claro que su salida no se debe a “motivos personales” y recalcó: “nunca podría callar mi voz cuando se intentara cometer algún acto de persecución por ideas científicas, políticas o religiosas”.
El exfuncionario, que también se había desempeñado como ministro de Educación durante el gobierno de Carlos Menem, especificó que se opuso a “acciones persecutorias” sobre becarios e investigadores por parte de la conducción del organismo. Este rechazo, provocó que la Casa Rosada se contactara con el presidente de la Sociedad Rural para pedir la renuncia de Solá.
Su salida se da en medio de una profunda crisis del sistema científico tecnológico y un fuerte enfrentamiento de la comunidad con el Gobierno. La ejecución presupuestaria de la función CyT cae a un ritmo del 30% y por primera vez en dos décadas el CONICET tendrá una menor cantidad de investigadores que el año anterior.
El directorio del organismo tiene cuatro representantes de las grandes áreas de investigación. Luego tiene miembros que surgen de la representación de las universidades, de la industria, que en general lo designa la UIA, y el campo que en este caso designó al postulante de la Sociedad Rural Argentina.
Por eso, la carta de salida de Solá está dirigida al presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino. En la misiva a la que pudo acceder Ámbito, el ex funcionario explicó que “en general el renunciante alega motivos de índole personal”, pero resaltó que no se siente abarcado por esa categoría y advirtió: “nunca podría callar mi voz cuando se intentara cometer algún acto de persecución por ideas científicas, políticas o religiosas”.
Mientras tanto, el ajuste sobre el área continúa. Ya en marzo, la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (Raicyt) publicó un duro comunicado en el que alerta por la fuga de cerebros: “Se ha iniciado un proceso de éxodo masivo de investigadores jóvenes y pérdida de personal de apoyo y administrativo”, dice la misiva que lleva más de mil firmas.
Problemas en Ciencia y Tecnología
El área de Ciencia y Tecnología es una de las que sufrió mayores cambios en este primer año de la administración de Javier Milei. Hace apenas un mes había dejado su cargo Alicia Caballero que estaba a cargo de la Agencia I+D+i, otra de las instituciones fundamentales para el entramado de Ciencia y Tecnología. En esa oportunidad también hubo una dura carta en la que la economista resaltó que en la gestión “nada se podía resolver”.
Antes, en junio, renunció Alejandro Cosentino, que se desempeñaba como secretario de Ciencia y Tecnología. El empresario había llegado a la administración de Milei de la mano de Nicolás Posse y una vez que Guillermo Francos arribó a la jefatura de Gabinete, decidió desplazarlo.
Más atrás en el tiempo, en marzo, Marisa Censabella se apartó de la conducción del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica. También lo hizo con críticas y denunciando escenas de hostigamiento a la comunidad científica. “Hay una bajada de línea donde hay que obedecer absolutamente todo. Hay una negativa muy grande y poca escucha para con los profesionales que conocemos el área y el impacto que tienen los instrumentos en la comunidad científica”, dijo la ex funcionaria al momento de su renuncia.