La directora gerente Kristalina Georgieva confirmó que se trata de un instrumento para abordar problemas estructurales de largo plazo y que será destinado para contar con más recursos a la hora de afrontar los próximos desafíos como el cambio climático
El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un nuevo instrumento de “resiliencia y sostenibilidad” que apunta a beneficiar a aquellos países de ingreso bajo y a países de ingreso medio a enfrentar los desafíos estructurales a más largo plazo que plantean riesgos macroeconómicos, como el cambio climático y las pandemias.
Con este nuevo fideicomiso, la Argentina podría recibir alrededor de USD1500 millones, con condiciones más flexibles que las vigentes y un plazo de devolución de hasta 20 años, según indicaron.
Así lo confirmó la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en el que celebró la creación del fondo.
“En un momento en que el mundo enfrenta shocks mundiales consecutivos, no debemos perder de vista las medidas críticas que son necesarias hoy para garantizar la resiliencia y la sostenibilidad a más largo plazo. Solo podremos triunfar colaborando”, indicaron.
El fondo FFRS comenzará a funcionar el 1 de mayo próximo y ofrecerá unos USD45.000 millones para ayudar a distintos países que así lo precisen. Tendrá un financiamiento accesible, con vencimientos más prolongados —a 20 años, con 10 ½ años de gracia— para fortalecer la resiliencia ante riesgos a largo plazo para la estabilidad de la balanza de pagos.
El FFRS será el tercer pilar del conjunto de herramientas crediticias del FMI y se sumará a la Cuenta de Recursos Generales y al Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza.
Además “ampliará el impacto de la asignación de 650.000 millones de dólares estadounidenses en DEG (derechos especiales de giro, ndlr), establecido el año pasado, canalizando los recursos de los miembros económicamente más fuertes hacia los países donde las necesidades son más grandes”.
En efecto, el FMI aprobó en agosto un alza de las reservas de sus países miembros por un valor de 650.000 millones de dólares para aumentar la liquidez de los países más vulnerables a través de una nueva asignación general de DEG, la más alta en la historia de la institución.
“Las reformas apoyadas por el Fondo apuntan también a catalizar un financiamiento mayor del sector privado, de los donantes y de otras instituciones financieras internacionales”, subrayó Georgieva, y destacó que “la estrecha colaboración con el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales será esencial para el éxito” del nuevo dispositivo.