La escasez global de carne se ha consolidado como una tendencia definitoria en el comercio internacional. Con una disminución en los rodeos, restricciones ambientales y precios sostenidos, el comercio internacional de proteína vacuna experimenta una transformación estructural. En este nuevo panorama global, Argentina emerge como un proveedor clave, con ventajas distintivas en trazabilidad, sustentabilidad y sabor que la posicionan entre los actores con mayor potencial de crecimiento.
En Estados Unidos, el inventario de vacas de cría ha descendido a su nivel más bajo en más de seis décadas, impactado por la sequía en Texas, Kansas y y Oklahoma. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), el país requerirá al menos tres años para reconstituir su rodeo, mientras los precios mayoristas han aumentado entre un 15% y un 20% interanual.
En Europa, los costos energéticos y las regulaciones ambientales del “Green Deal” han restringido la producción: la oferta regional se ha reducido aproximadamente un 8% en los últimos cinco años, con el cierre de tambos y feedlots en Alemania, Países Bajos y Francia. Paralelamente, los consumidores demandan cada vez más carne certificada y libre de deforestación.
En Asia, las restricciones sanitarias y la limitada disponibilidad de forrajes han contenido la expansión de los rodeos. No obstante, China, principal destino de la carne argentina, mantiene un consumo robusto: absorbe el 60% de las exportaciones del país y, de acuerdo con Rabobank, en 2025 importará más de 2,6 millones de toneladas, mostrando un interés creciente por los cortes premium y trazables.
En este contexto de oferta restringida y demanda firme, Argentina se perfila como un proveedor confiable y competitivo, con un modelo pastoril que le confiere ventajas ambientales y un posicionamiento histórico como productor de carne de calidad superior en el mapa global de exportaciones.
Por consiguiente, la feria Anuga 2025, que se inició el sábado y concluye este miércoles en Colonia, Alemania, constituye una plataforma esencial para exhibir este potencial. Allí, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) encabeza una delegación integrada por 32 empresas exportadoras y una significativa presencia oficial de la Secretaría de Agricultura, en un momento en que la demanda global excede la oferta.
Nuestro país ha venido trabajando en el posicionamiento internacional de la carne, la apertura de nuevos mercados y el cumplimiento de los marcos regulatorios exigidos por cada destino. Es imperativo reconocer que, más allá del escenario actual, otros países exportadores también compiten, y hoy no es suficiente poseer la mejor carne del mundo; es una condición indispensable posicionarla y facilitar el acceso a los mercados internacionales en un entorno de creciente competencia global.
Carne libre de deforestación: el nuevo requisito ambiental
La delegación argentina de empresarios frigoríficos aprovechó su participación en la feria internacional para emitir una señal política y técnica crucial: el país aspira a ser recategorizado por la Unión Europea como una nación de bajo riesgo en materia de deforestación, y a demostrar que cuenta con las herramientas para garantizar una producción sustentable.
Aunque la entrada en vigor del Reglamento 1115, que prohíbe la importación de materias primas asociadas con la deforestación posterior a 2020 —tales como la soja, la carne vacuna, el cacao y el aceite de palma—, fue postergada, funcionarios y empresarios argentinos plantearon a las autoridades europeas que la clasificación actual del país como “riesgo medio” no refleja la realidad ambiental de Argentina.
Fuentes oficiales confirmaron que el Gobierno —a través de Cancillería— ha estado trabajando, debatiendo y conversando con la Unión Europea para avanzar en la recategorización.
Paralelamente, los empresarios y representantes de los frigoríficos presentaron el sistema nacional para certificar carne libre de deforestación, el cual, independientemente de la respuesta que Bruselas pueda dar al planteo de Argentina, contempla las nuevas exigencias para ingresar a este mercado a partir de 2026. Este sistema se fundamentará en imágenes satelitales, documentación predial y validación oficial, asegurando que la carne exportada no provenga de zonas deforestadas.
La oportunidad de un nuevo ciclo exportador
Entre los protagonistas de la feria se destacó la Asociación Argentina de Angus, cuyo vicepresidente, Amadeo Derito, expuso el papel estratégico del país ante la escasez global. Afirmó que “existe un auge mundial en la demanda de carne que se proyecta a largo plazo. Hay una carencia de vacas y de producción en todo el mundo, lo cual nos asegura precios internacionales sostenidos. Es el momento de exhibir nuestra capacidad productiva”.
Derito detalló el crecimiento del programa Angus Argentino Certificado, que garantiza trazabilidad y calidad premium: “Cuando un importador cuestiona por qué debería adquirir Angus argentino teniendo Angus en Estados Unidos o Australia, la respuesta radica en el sabor. El novillo argentino pasa meses a pasto, al aire libre, y eso le confiere un gusto distintivo, que los consumidores reconocen”.
Según datos recopilados, al finalizar 2025 nuestro país habrá exportado unas 8.000 toneladas certificadas, siendo China, Estados Unidos y la Unión Europea los principales destinos. Este dato es crucial, ya que se ha desvirtuado el paradigma de que China consume exclusivamente carne económica. La información indica que hoy el gigante asiático demanda cortes premium con trazabilidad.
Frente a este panorama, con una menor oferta global, una demanda internacional firme y políticas de promoción coordinadas, Argentina posee las condiciones para consolidar un nuevo ciclo exportador de carne, donde la combinación de certificación ambiental, calidad Angus y articulación público-privada le permite al país ofrecer algo que pocos competidores pueden: carne premium, sostenible y trazable.
El desafío, coinciden funcionarios y empresarios, será mantener ese liderazgo con mayor productividad, inversión y previsibilidad. Si el mundo enfrenta una década de escasez, Argentina tiene la oportunidad de transformarla en crecimiento sostenido.