El Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, emitió un comunicado exhaustivo concerniente al paquete de apoyo financiero destinado a Argentina. Dicho documento incluyó una declaración que ha generado inquietud en el sector agroexportador: entre los detalles relativos a créditos, swaps y adquisición de bonos, Bessent mencionó que Washington colabora con el Gobierno argentino para “poner fin a la exención impositiva temporal para los productores de commodities que liquidan divisas”.
Este comentario fue interpretado como una alusión directa a la medida anunciada por el presidente Javier Milei el pasado lunes, la cual estableció retenciones cero a las exportaciones agropecuarias hasta el 31 de octubre. En el ámbito rural, de inmediato se multiplicaron las consultas para dilucidar el alcance de las declaraciones del funcionario estadounidense.
Las incertidumbres entre los líderes del sector agropecuario se centran en dos hipótesis: si Bessent se refirió a la posibilidad de interrumpir el beneficio vigente antes de lo previsto, o si simplemente advirtió que no debería extenderse más allá de la fecha estipulada.
Algunos dirigentes interpretan que el mensaje buscaba condicionar al Gobierno para evitar la prolongación del esquema de retenciones cero. No obstante, la incertidumbre ha obligado a solicitar aclaraciones a funcionarios locales. En cualquier caso, ha quedado manifiesto que Estados Unidos considera la reducción impositiva como una medida transitoria.
Un economista que asesora a exportadores explicó : “Estas medidas desestabilizan el mercado, generando una avalancha de oferta en un período muy corto. Lo que observamos es una distorsión significativa en los flujos comerciales”.
Mientras tanto, la República Popular China ha reaccionado con prontitud. Apenas horas después del anuncio argentino, importadores chinos reservaron al menos diez nuevos cargamentos de soja para embarcar en noviembre. En total, ya suman más de veinte envíos, equivalentes a más de 1,3 millones de toneladas, según fuentes del mercado internacional.
Esta decisión se enmarca en la disputa comercial entre Pekín y Washington. Este año, China demoró hasta el 11 de septiembre en adquirir el primer embarque de soja estadounidense, situación que no ocurría desde 1999. Ahora, con Argentina como una alternativa más económica tras la eliminación temporal de las retenciones, el flujo de negocios ha experimentado un cambio significativo.
Los especialistas advierten que, si la medida argentina se extiende, Pekín podría continuar acaparando embarques en detrimento de su tradicional proveedor norteamericano.
El costo fiscal de las retenciones cero para el agro argentino se estima en un 0,15% del PBI durante las seis semanas de vigencia. Aunque la cifra parece moderada, la presión ejercida por Estados Unidos responde al impacto global que genera en los mercados de granos y a la necesidad de mantener un cierto equilibrio en la competencia internacional.
Para el Gobierno, la medida fue presentada como un gesto hacia el sector agropecuario y como una estrategia para acelerar la liquidación de divisas en un contexto de urgencia financiera. Sin embargo, las señales emitidas desde Washington refuerzan la idea de que el beneficio no se extenderá más allá de octubre.